- Momentos de estrés: frutos secos como almendras, nueces o pistachos. Con un puñadito será suficiente para aportarte las vitaminas D y E que se encargan de que mantengas los niveles de energía necesarios. El plátano y el chocolate negro también son una buena opción.
- Viajes largos: olvídate de patatas fritas y escoge barritas de cereales. No tienen precisamente pocas calorías, pero después de comer una la sensación de saciedad es más intensa.
- Antes y después de hacer ejercicio: lo mejor es combinar hidratos y proteínas. Puedes decantarte por un yogurt con muesli, una tostada integral con pavo o un smoothie de frutas recién preparado.
- A media mañana: en lugar de recurrir a la típica taza de café o a la máquina expendedora, prueba a tomar uvas o naranjas. Aunque hay algo que te apetecerá menos pero que funciona: el huevo duro. Tiene proteínas, fósforo y zinc, que recargan tu energía al instante.
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